La Palabra cada día

Vemos signos de muerte creemos en la vida

Vemos signos de muerte creemos en la vida

(Juan 20,1-9)

Ayer dejábamos la vida enterrada en la oscuridad de la muerte. Hoy amanecemos con la certeza de que la muerte ha sido vencida. En la noche “Lucharon vida y muerte en singular batalla, y, muerto el que es la Vida, triunfante se levanta”. Somos espectadores de esta lucha entre la vida y la muerte.

La muerte está llena de signos que nos hacen creer que su fuerza es superior a la vida. María Magdalena se sorprendió de que la piedra que separaba la vida de la muerte estuviera quitada. ¿Quién había vencido la muerte o la vida? Corre para anunciar a los discípulos un signo de muerte: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto». Los discípulos corren, entran en el sepulcro. Sólo ven los lienzos, el signo de la muerte que cubre la vida. Pero no ven la vida. ¿Quién había vencido, la muerte o la vida? Sólo el discípulo amado, ha sido capaz de ver detrás de los signos de muerte la vida resucitada.

Hoy la iglesia corre en la mañana a anunciar la Vida: Jesús de Nazaret, el Cristo ¡Ha resucitado, ha vencido a la muerte en singular batalla, es el Señor de la Vida! La iglesia necesita la fe del discípulo amado para gritar a las gentes la Nueva Vida, porque en la constante lucha entre la muerte y la vida está tentada de ver sólo signos de muerte, ¡son tantos!

La iglesia está urgida a gritar que la vida ha vencido a la muerte, que Jesús de Nazaret el Cristo, el que pasó por el mundo haciendo el bien, es la realidad de la vida detrás de tantos signos de muerte. El discípulo está urgido a vivir desde la experiencia de la vida, a anunciar que el destino de la humanidad es la vida resucitada unida a la nueva vida de Jesús de Nazaret El Cristo.

Vemos signos de muerte creemos en la vida
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