La Palabra cada día

Sin compasión ni lástima

Sin compasión ni lástima

(Pasión de Nuestro Señor Jesucristo según san Juan 18,1-19,42)

¡¿Quién, al mirarte exánime, pendiente de una cruz, por nuestras culpas Víctima, expirar, buen Jesús, de compasión y lástima no siente el pecho herido, habiéndote ofendido con negra ingratitud?!

La muerte de Jesús es la ofensa de toda la humanidad al Amor de Dios. Pero lo peor en nuestros días —y en toda la historia de toda la humanidad— es provocar muertes violentas sin compasión ni lástima. Lo escuchamos en la Pasión de Jesús: “Pilato tomó a Jesús y lo mandó azotar. Y los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le echaron por encima un manto color púrpura; y, acercándose a él, le decían: «¡Salve, rey de los judíos!» Y le daban bofetadas”.

Es la tragedia de la muerte precedida por el horror en un campo de concentración: “Un ex recluso recordaba la confusión de emociones que experimentaban por aquellos días: los prisioneros eran obligados a arrastrar miles de cadáveres hacia fosas comunes desde la mañana bien temprano hasta la noche tarde.

Coexistir con la más profunda miseria era una esperanza nueva. Dos bandas tocaban música durante todo el día mientras dos mil hombres arrastraban cadáveres hacia las fosas. Siempre hubo violines y guitarras en el campo y los gitanos solían practicar muchas veces fragmentos de música por la noche, pero en los últimos días había una banda completa. Las SS los incentivaban dándoles cigarrillos para que tocaran al aire libre desde el amanecer hasta el anochecer. Los cadáveres se sacudían sobre las piedras y los hombres de las SS y los kapos les daban garrotazos y latigazos a los tambaleantes prisioneros al compás de las melodías de Lehar y Johann Strauss”.

Sin compasión ni lástima
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