La Palabra cada día

Las obras buenas hacen “hijos de Dios”

Las obras buenas hacen “hijos de Dios

(Juan 10,31-42)

Le apedrearás hasta que muera”. Son palabras de la ley (Dt 13,11) dirigidas a profetas, a familiares —hijos, hermanos— que seducen diciendo: «Vamos a servir a otros dioses». “Los judíos agarraron piedras para apedrear a Jesús”. Como siempre, la ley les hubiera dado la razón, pero Jesús les invita a buscar entre las muchas obras buenas hechas por encargo del Padre, alguna que merezca el castigo de la ley. Ellos encuentran una blasfemia: “porque tú, siendo un hombre, te haces Dios”.

Jesús recuerda a los judíos que desde siempre el deseo de Dios es que sus hijos sean como el Padre. Nos lo dice también a nosotros: «sed misericordiosos como es misericordioso vuestro Padre del cielo».

Cuando se confunde a Dios con una idea de dios, el ser humano se convierte en juez implacable contra su hermano, lo considera pecador y digno de castigo por no respetar esas ciertas ideas sobre Dios. Jesús, sin embargo, habla de las buenas obras que Dios hace a través de sus hijos. Nos invita a creer en ellas, para conocer a Dios. Quizás la blasfemia del ser humano no esté en sus ideas, sino en las obras que no son hechas según las obras de Dios. No son las ideas, sino las obras lo que nos da el título de “hijos de Dios”.

La iglesia necesita recordar cada día esta enseñanza de Jesús. La iglesia no es la de aquella inquisición ni apedrea a los disidentes, pero en algunos ámbitos se sigue castigando a quien no “repite” con fidelidad las ideas del magisterio perenne. No es malo que nos enfrenten nuestras teologías sobre Dios… lo verdaderamente grave es romper la fraternidad cuando no se reconocen como obras de Dios las obras de justicia y el respeto por el derecho de los más pobres.

Las obras buenas hacen “hijos de Dios”
Las obras buenas hacen “hijos de Dios

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