La Palabra cada día

Que tengan vida abundante

Que tengan vida abundante

(Juan 10,1-10)

Jesús resucitado encuentra a sus discípulos en la casa con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Sin embargo, Jesús se define a sí mismo Puerta abierta, pero quienes le escuchaban “no entendieron de qué les hablaba”. La puerta referida a Jesús es un signo importante en la vida del ser humano, estamos invitados a entender este signo de la puerta.

Una puerta cerrada encierra tras ella el miedo de quienes no se atreven a franquearla y el miedo paraliza la vida. Una puerta abierta es un signo de libertad, la libertad es lo opuesto al miedo; el miedo esclaviza, la libertad da vida.

En la mediación de ayer me venía una imagen que sería absurda si ocurriera de esta manera, es la imagen de un Pastor que llevara a sus ovejas atadas con un lazo. El Buen Pastor que es puerta abierta confía en sus ovejas, les da la libertad para que entren o salgan del redil.

Jesús es el Pastor que se fía de sus ovejas y las hace libres. “Atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera”. Escuchamos en el relato del Génesis que Dios presentó a Adán a las criaturas para que les pusiera nombre. El nombre es el signo de la persona, poner nombre es reconocer su dignidad y su grandeza. La oveja del rebaño de Jesús es libre porque Jesús le ha puesto un nombre, le reconoce su dignidad y su grandeza, se fía de ella, es libre para salir y entrar cuando quiera, Jesús siempre será la Puerta abierta.

Como imagen de Jesús la iglesia debe ser puerta abierta para que quienes entren y salgan por ella sean libres y encuentren vida.

Que tengan vida abundante
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