La Palabra cada día

El mesías Pastor

El mesías Pastor

(Juan 10,22-30)

Jesús había dicho que él era el ‘Buen Pastor‘. Esta afirmación tenía fuertes connotaciones mesiánicas para los judíos. Le exigieron una declaración que despejara cualquier duda: “Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente”. La respuesta de Jesús no fue la que ellos esperaban. Jesús les invita a examinar sus obras: en ellas está la respuesta.

Este encuentro con Jesús ocurre en la fiesta de las dedicación del templo, una fiesta instituida por Judas Macabeo para conmemorar el triunfo en la guerra contra los asirios. Era una fiesta propicia para exaltar el mesianismo guerrero y triunfador. Sin duda, era chocante que Jesús hablara en esta fiesta de un mesías Pastor. Jesús se atrevió a decirles que eran falsos pastores. Los judíos necesitaban que Jesús definiera su mesianismo.

Jesús no da razones de su mesianismo, insiste en sus obras de pastoreo: para conocer el mesianismo de Jesús es preciso ser de sus ovejas. Por más que Jesús les hable de su mesianismo, no le van a creer, porque esos líderes del templo no quieren ser de sus ovejas, no están interesados en seguirle.

Seguimos a un Pastor. Lo que se espera de un pastor no es un discurso “mesiánico”, de un pastor se espera escuchar su voz, se espera que cuide a sus ovejas para que nadie se las arrebate de su mano; este Pastor no exige nada a sus ovejas, da la vida por ellas.

«Yo y el Padre somos uno». La unión con el Padre es la garantía de que las obras de Jesús son auténticas, porque son las obras del Padre.

El mesías Pastor
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